Ante estos días de desolados pensamientos y ardores corpóreos, pensaba que los augurios de lluvia limpiarían este aire que me tiene ahogado en nada. Más lo único que han hecho es decender más ese aire paralizador, y llenarme los pulmones de abulia aceitosa y sueño no consolidado.
El agua entra a mi ser y en vez de limpiarme, se ensucia conmigo y me trago mi propio veneno...
domingo, 10 de enero de 2010
El Aire y la Lluvia
Publicado por Rafael Pérez en 18:23
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